Cuando un elefante hecho a mano se desliza, un oficial de uniforme cuida la escena, parte del guardián, parte del testigo de un espectáculo inusual. La laguna se convierte en una etapa en la que los animales no regresan en carne, sino en espíritu, haciéndose eco de las conexiones perdidas entre la naturaleza, la humanidad y las franjas olvidadas de la vida urbana.

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