Casi un mes después de un terremoto masivo en Myanmar, la ayuda humanitaria mundial está llegando lentamente, obstaculizada por la violencia, los apagones de comunicación y la burocracia, dicen las organizaciones de ayuda.
El terremoto de magnitud 7,7 que sacudió el centro de Myanmar el 28 de marzo devastó comunidades enteras en el país devastado por la guerra, dejando a miles de personas con necesidad urgente de atención médica y suministros esenciales.
El 3 de abril, la junta militar de Myanmar confirmó más de 3.000 muertos y más de 4.700 heridos, además de varios centenares más de desaparecidos mientras continuaban las operaciones de búsqueda y rescate.
El impacto también se sintió a cientos de kilómetros de distancia en la vecina Tailandia, donde un edificio de gran altura sin terminar se derrumbó en Bangkok.
El epicentro se produjo en la región de Sagaing, cerca de la segunda ciudad más grande de Myanmar, Mandalay, y de la capital, Naypyidaw. Pero el daño se extiende por varios estados y regiones, según las agencias de la ONU.
«La devastación es realmente alarmante», dijo Melissa Hein, jefa de comunicaciones del Programa Mundial de Alimentos en Myanmar, en una conferencia de prensa en línea.
«Los colegas informan de edificios convertidos en escombros, casas destruidas, daños significativos en carreteras, puentes y otras infraestructuras.
«El suministro de electricidad sigue caído. En muchos lugares, la comunicación es, en el mejor de los casos, irregular. A esto se suma la destrucción de hospitales y la falta de agua potable».
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Hay algunos socorristas internacionales y, por lo general, locales, pero la capacidad de intensificar los esfuerzos de ayuda en función de las necesidades dependerá de la facilitación del acceso humanitario y del movimiento de suministros y personal esenciales.
Etienne L’Hermitte, comunicación estratégica, Médicos Sin Fronteras
Comunicaciones apagadas
La imagen real de la devastación sigue siendo incompleta, dadas las severas restricciones a la cobertura de los medios de comunicación y los apagones de comunicación.
El 30 de marzo, el portavoz del régimen, Zaw Min Tun, dijo en una declaración de audio que no se permitiría a los medios de comunicación extranjeros informar sobre el terremoto desde el interior del país. Al mismo tiempo, la junta también impuso restricciones a los medios de comunicación locales.
El ejército de Myanmar arrebató el poder en 2021 a Aung San Suu Kyi, lo que ha desencadenado lo que se ha convertido en una guerra civil y una crisis humanitaria. Incluso antes del terremoto, casi 20 millones de personas necesitaban ayuda humanitaria, según la ONU.
Desde el terremoto, los grupos rebeldes anunciaron un alto el fuego para apoyar los esfuerzos de socorro. Los militares se habían negado a hacer lo mismo, pero el 2…